La belleza física está reñida o muy ligada a la salud. No hay estética sin que se tenga una alimentación balanceada, se siga una rutina de actividades físicas y se visite al médico, al menos, una vez al año. La combinación de estos factores lleva a la gente a lucir bien.
Es increíble lo que se puede lograr arreglando problemas maxilofaciales como dientes apiñados, separados y mordidas no alineadas. Además, todo esto se complementa con visitas a la peluquería y a clínicas de bellezas para tratamientos innovadores. Estos son consejos que todos deben seguir:
¿Qué hace y cuáles son los beneficios de ir a un cirujano maxilofacial?
Mucha gente cree que hay que buscar los servicios de un cirujano maxilofacial en Madrid solo cuando hay problemas con los dientes. En parte, esto es verdad. Estos médicos se encargan de implantes dentales, ortodoncia y cirugías de cordales y de arreglar problemas de la dentadura y la mandíbula.
Pero, sus servicios van más allá. Estos son los casos menos conocidos en los que un cirujano maxilofacial ayuda a mejorar la calidad de vida:
- Cirugía ortognática: esto tiene que ver con la mandíbula. Cuando está retraída, prominente o si hay proyección del maxilar o exceso de tamaño.
- Corrección de la apnea del sueño: esta dificultad para respirar bien mientras se duerme sucede por problemas medianos o graves en la faringe. Suele presentarse en pacientes que roncan y un equipo evalúa y diagnostica a cada paciente y sus causas para asignar un tratamiento eficaz.
- Bruxismo: esta es una patología bucodental que afecta cada vez a más personas. Inconscientemente el paciente aprieta la mandíbula o muerde con fuerza. Esto ocurre al dormir, pero en casos graves se dan durante el día también. Es provocado por el estrés, los problemas de oclusión y otros factores y es un acto involuntario. Los síntomas son numerosos y pueden llegar a incapacitar a una persona en las circunstancias más extremas. Son los cirujanos maxilofaciales quienes ayudan con esta condición.
¿Cuándo ir a la peluquería?
Una peluqueria Fuengirola es el negocio aliado de la belleza para miles de hombres y mujeres. Pocas personas son conscientes de cómo mejora la estética personal con tan solo un corte, reflejos, tintes o secado del cabello.
Sin embargo, no todos los cortes, estilos de cabello y colores de tintes se adaptan a todas las personas. La forma de la cara, el color de piel, de ojos, el estilo de vida y hasta la ropa que se usa son factores que determinan si un peinado va bien o no con alguien.
La gente suele ver cortes o peinados en una foto y se la lleva al estilista. Aunque se desee ser como la imagen, muchas veces no es posible y hay que dejarse guiar por los peluqueros expertos que pueden ayudar a sus clientes a elegir un tocado diferente y que los haga ver geniales.
No se debe jamás desestimar la opinión de los expertos, al contrario, son los indicados para mejorar cada look y enseñar a la gente como peinarse en casa tras un tratamiento en la peluquería.
Ventajas de las extensiones de pestañas
Las extensiones de pestañas se utilizan para aumentar el número, la longitud, el volumen, el grosor y la curvatura de las naturales. Debido a sus excepcionales resultados cosméticos, es uno de los más demandados procedimientos estéticos y más populares en la actualidad.
El método para ello consiste en adherir cada pestaña sintética de forma individual, es decir, una a una y pegada a la natural. Estas suelen oscilar entre 0,3 mm y 1,5 mm, dependiendo de cada necesidad individual.
Para colocarla se necesita un pegamento antialérgico muy específico que solo las buenas clínicas estéticas poseen. El procedimiento dura unos aproximados 90 minutos.
Una vez colocadas las extensiones en una clínica estética reconocida, hay que esperar, al menos, 48 horas antes de lavarse los ojos o exponer las pestañas al agua en playas o piscinas. Esto con el fin de salvaguardarlas.
Aunque han evolucionado mucho hasta llegar a su estado actual, estas extensiones se utilizaron por primera vez a principios del siglo XX y son estupendas para profundizar y realzar la mirada.
