Cada vez más personas recurren a la osteopatía para tratar dolores crónicos y patologías, ya que se ha demostrado que se trata de tratamientos muy efectivos que pueden ayudar a devolver el equilibrio al organismo, generando una salud integral.
Cuando se tiene un dolor muscular o de otra índole, que puede empeorar la calidad de vida, incluso, puede impedir que se realicen las labores cotidianas, una alternativa ampliamente recomendada para ello es someterse a sesiones con un buen osteópata, ya que se ha comprobado que es una opción efectiva, de hecho, es un complemento de la atención médica para una diversidad de patologías.
La osteopatía tiene un amplio campo de acción, en cuanto a una gran variedad de enfermedades y dolencias, partiendo del hecho de que aplica la filosofía de tratar el cuerpo como un todo.
Pero, en sí, ¿qué es la osteopatía? Es una área de la medicina alternativa que se centra en el uso de técnicas manuales basadas en las leyes que rigen la existencia y los seres vivos. Tiene como fin primordial, devolver y mantener el equilibrio al cuerpo, de tal manera que pueda conseguir la ansiada recuperación y, de igual manera, contribuir a que el organismo pueda conservar su capacidad de autorregularse.
Tiene semejanzas con la fisioterapia, pero a diferencia de esta, usa otros recursos aparte de la técnica manual, como el calor, el frío o la electricidad, para tratar el dolor y las enfermedades.
Un buen osteopata Valencia tendrá la capacidad de prevenir, detectar y tratar los problemas de salud mientras realiza estiramientos y masaje a los músculos, los tejidos conjuntivos y las articulaciones del paciente. Y, precisamente, este aspecto es a lo que se refería la expresión anterior, que indicaba que la osteopatía trata al cuerpo como un todo, ya que las técnicas no invasivas de la osteopatía se fundamentan en una visión holística del cuerpo, siendo una premisa básica que tanto músculos, como ligamentos y huesos, trabajen en conjunto.
Patologías que se pueden mejorar con la osteopatía
Recurrir a la osteopatía es una muy buena recomendación para una amplia variedad de dolencias y enfermedades, entre las que se pueden mencionar como las más comunes: dolor de espalda, dolores articulares, dolor de cabeza o migraña, lesiones deportivas, artrosis, ciática y escoliosis.
También es muy efectiva en otros casos, lejos de lo que muchos puedan pensar: mala oclusión dental, sinusitis, infección urinaria de repetición, incontinencia urinaria, problemas respiratorios, problemas digestivos (hernias, estreñimiento, úlceras), diarrea, trastornos del sueño, cifosis, mareos, hiperactividad y vértigos.
¿Cómo puede ayudar el osteópata a los pacientes? Este profesional emplea la terapia manual para aliviar la tensión muscular, aumentar la movilidad de las articulaciones y ayuda a que la sangre llegue a los tejidos de manera adecuada. El objetivo central de la osteopatía es optimizar la salud integral del organismo, a través de la manipulación de la estructura músculo-esquelética, logrando su fortalecimiento.
¿Por qué acudir al osteópata es una buena decisión?
Son muchas las ventajas de ser atendido por un osteópata, y una de las principales, es que tiene la capacidad de actuar directamente en la causa del problema, la cual, generalmente, no está en la misma zona donde se produce el síntoma. Gracias al principio de la globalidad que manejan, se entiende, por ejemplo, que una gastritis crónica puede ser la causa de un permanente dolor de espalda, o bien, que un problema en la mandíbula puede ser la razón de contracturas bastante dolorosas en cualquier parte del cuerpo.
Es importante mencionar que la osteopatía no es invasiva, no genera efectos adversos ni secundarios no deseados. Es posible que ocurran reacciones en el organismo que serán necesarias para devolver el equilibrio a los sistemas corporales, pero estas no suelen ser negativas. Tras las sesiones transcurre un periodo entre un día o dos, donde el cuerpo responde a los estímulos, y quizás, se presente un poco de cansancio, por dar un ejemplo.
Otros beneficios son: los osteópatas respetan el cuerpo, es decir, no bloquean procesos biológicos; no se guían por etiquetas médicas, sino por el estado de los tejidos; los tratamientos que aplican aportan resultados inmediatos, permiten el ahorro en medicación y no crean dependencia.