La miel es uno de esos productos naturales que se pueden aprovechar al máximo, pues tanto su estado puro como sus derivados aportan grandes beneficios para las personas.
Sin dudas que la miel productos es el más popular y consumido por millones de personas en todo el mundo. La miel pura la puedes conseguir en los mercados en diferentes presentaciones, debido a que los comercializadores de dicho producto suelen llevarlo directamente del panal de abejas hacia el envase, los cuales pueden ser tarros de vidrio de 300 y 500 gramos, hasta 1 kilo de miel; asimismo, está la presentación en envases PET reciclables de 150 gramos, 335 gramos y 715 gramos.
Cualquiera sea la que te quieras llevar a casa, debes tener la seguridad de que se trata de un producto orgánico y completamente natural, que se puede conservar en perfectas condiciones en los envases antes mencionados, para que así puedas utilizar en la preparación de tus alimentos y bebidas, o en alguna otra receta que tenga a la miel como ingrediente.
Y es que uno de los productos más poderosos de la naturaleza es la miel, debido a que es 100% natural, súper saludable, con un sabor delicioso y repleto de propiedades que aportan muchos beneficios para las personas.
De este modo, la miel no solo suele emplearse como un ingrediente alimenticio, sino también para la elaboración de medicamentos, productos cosméticos, entre muchas cosas más. En este sentido, te hablaremos sobre la producción de miel y sus productos derivados para la comercialización.
Proceso de producción de la miel
Lo primero que debes saber sobre el proceso de producción de la miel es el gran trabajo que llevan a cabo las abejas. Estos insectos de lenguas largas, succionan las flores para recolectar el néctar que estas contienen. Posteriormente ingieren el néctar y lo almacenan en el buche melario, ubicado en el abdomen de las abejas. Esto lo hacen para combinar el néctar con unas enzimas de su organismo, y así poder transformar el pH de la miel.
El siguiente paso es volar hacia el panal o colmena, en donde transfieren el néctar a un grupo de abejas obreras, quienes se hacen cargo de la extracción y descomposición del néctar. Para ello llevan a cabo una serie de digestiones enzimáticas, obteniendo así la glucosa y la fructosa, que son las responsables del sabor dulce de la miel, así como de su aporte calórico.
Cuando las abejas depositan la miel en la colmena, con sus alas la abanican para eliminar el exceso de humedad y lograr extraer más o menos un 80% del exceso de agua. En seguida utilizan cera para sellar las celdas y asegurar que la miel se conserva en óptimas condiciones.
Pero para que la miel pueda ser consumida por las personas, es necesario que pase un tiempo reposando en el panal, y adquiera su sabor característico. Finalmente, los apicultores recogen la miel y la someten a decantación y filtración para eliminar los restos de cera y poder envasarla para su comercialización.
Productos derivados de la miel
Como te mencionamos al inicio, la miel pura no es lo único que se puede aprovechar, puesto que hay una serie de productos derivados a los que también se les dan muchos usos. Entre ellos podemos mencionar los siguientes:
- Apitoxina. Es un veneno que fabrican las abejas y puedes usar como analgésico y antiinflamatorio, muy útil para los dolores de artritis.
- Cera. Sirve para elaborar velas, preparar ungüentos y productos cosméticos, ya que es antiinflamatoria, cicatrizante y emoliente.
- Jalea real. Es un producto energizante que estimula el sistema inmunológico.
- Polen. Funciona como complemento alimenticio que remineraliza el organismo y brinda energía.
- Propóleos. Tiene propiedades antiinflamatorias, analgésicas, antisépticas y cicatrizantes.
Como puedes notar, de la colmena y la miel de abeja se puede aprovechar absolutamente todo, ya que cada uno tiene propiedades y beneficios útiles para tu bienestar.