Según el Informe Global Fintech de PwC, se espera que en 2020 el 77% de las entidades Fintech implementen soluciones basadas en blockchain en sus sistemas y procesos de producción, y se estima que la proporción de empresas de pago que utilizan la tecnología blockchain alcance el 90%.
Blockchain es un término que crea mucho revuelo en los medios de comunicación, en los foros empresariales y en las conversaciones informales. A pesar del revuelo, este concepto sigue despertando una considerable confusión.
Surgido en 2008, fue inventado para servir como tecnología de libro mayor digital (DTL), que registra y almacena transacciones de cualquier tipo en una plataforma abierta, centrándose principalmente en las criptomonedas. En esencia, confirma que las transferencias de divisas son seguras y se completan con éxito.
Las principales ventajas para las empresas que hacen que esta tecnología sea tan innovadora son la distribución y la inmutabilidad. Como blockchain utiliza bases de datos distribuidas, excluye la posibilidad de fallos.
Cada transacción se registra en forma de bloque, que está totalmente encriptado y, por tanto, es imposible de piratear. Para entrar en ella, el intruso tendrá que hackear cada «bloque» del libro de contabilidad en cada lugar, lo que se considera imposible.
Prevención del fraude
El sector bancario invierte miles de millones de dólares en sistemas avanzados de detección y verificación para protegerse y proteger a sus clientes de los fraudes financieros. La mayoría de las instituciones financieras utilizan bases de datos centralizadas, que son propensas a los delitos financieros.
La tecnología integrada en la cadena de bloques ayuda al sector bancario a reducir los riesgos de fraude en las principales transacciones y mejora la transparencia y la seguridad. Como las transacciones se almacenan en libros de contabilidad basados en blockchain, no pueden ser modificadas ni borradas.
Soluciones para conocer al cliente
El sector bancario utiliza procedimientos de lucha contra el blanqueo de capitales (AML) y de conocimiento del cliente (KYC) para prevenir la financiación del terrorismo y el blanqueo de capitales. Se calcula que los costes anuales de la aplicación de estas medidas, según una encuesta de Thomson Reuters, oscilan entre 60 y 500 millones de dólares estadounidenses.
Contratos inteligentes
Los contratos inteligentes son contratos autoejecutables, cuyas condiciones se registran en forma de código. El código se coloca en una red blockchain, eliminando la necesidad de gestionarlo manualmente.
Estas redes conectan a las instituciones financieras con sus clientes en un sistema compartido, lo que les permite acelerar los procesos de transferencia, simplificar los pagos transfronterizos, mejorar la precisión de las transacciones y ofrecer los precios más competitivos por sus servicios.
Gestión de activos inteligentes
Las transacciones de activos realizadas en una cadena de bloques (blockchain) superan el reto de la resolución de disputas, además de reducir el tiempo necesario para abordar las discrepancias en los conjuntos de datos.
La tecnología integrada en la cadena de bloques permite registrar y actualizar la información sobre los activos en forma digital. La gestión inteligente de activos no sólo registra el movimiento de los activos, sino que también es capaz de rastrear el activo dentro de todo el ciclo de movimiento.
Aunque blockchain sigue siendo una tecnología joven, muchas instituciones financieras están explorando activamente su potencial e incluso cosechando beneficios de ella. La tecnología ofrece al sector bancario eficiencia, seguridad, rapidez y reducción de costes, mejorando la calidad de los servicios financieros y reduciendo los gastos.
Como las tecnologías integradas en la cadena de bloques prevén la participación de múltiples partes en lugar de limitarse a un único sistema bancario, los bancos todavía tienen que aprender a cooperar para beneficiarse plenamente de las posibilidades de las redes y tecnologías descentralizadas.